17.9.05

Ocupar, resistir, producir

Este reportaje aparece en la última entrega del Informe Dipló, de Le Monde Diplomatique.

Habla de argentinos que en medio de la última crisis económico-política intentan seguir trabajando. De esta forma se pone de pie un país.



Empresas recuperadas por sus trabajadores
EN ARGENTINA, ¡OCUPAR, RESISTIR, PRODUCIR!

A fines de 2001, la prensa mundial reproducía imágenes escalofriantes de la crisis argentina. Sin embargo, varios periodistas e investigadores se interesaron por procesos de fondo que el impacto mediático dejaba de lado.

Reproducimos a continuación un artículo publicado por Le Monde diplomatique (Francia) sobre las empresas recuperadas por sus trabajadores.


Por Cécile Raimbeau
Periodista. Autora (junto con Daniel Hérard) de un libro sobre la Argentina autogestionada, que publicará éditions Alternatives en febrero de 2006.

Traducción: Gustavo Recalde


20 de marzo de 2003. Treinta trabajadores despedidos del Hotel Bauen ingresan desde una playa de estacionamiento a su ex empresa, un hotel cinco estrellas de veinte pisos ubicado en el corazón de Buenos Aires. Inaugurado en 1978 para el Mundial de Fútbol, está cerrado desde hace quince meses. Desde luego, ocuparlo es atentar contra el derecho a la propiedad privada. Pero también es atacar un símbolo del capitalismo desenfrenado impulsado por la dictadura.

Marcelo, 56 años, 23 de los cuales los pasó en la recepción del hotel, buscó desesperadamente trabajo en 2002. Gladys, ex mucama, ganaba cuatro euros por noche en una agencia de remises ilegal. Rodolfo, antes empleado de mantenimiento, juntaba material reciclable, como decenas de miles de nuevos desempleados que revuelven la basura de Buenos Aires.

La audacia de estos desocupados nada tiene de excepcional en un país donde la tasa de desempleo alcanza el 20%, y el 45% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Sus “recuperaciones” conllevan la idea de una reapropiación, en nombre del bien social, de espacios abandonados por los “ladrones” del sector privado. La revuelta popular de diciembre de 2001 alentó este fenómeno, generando vínculos entre acciones hasta entonces aisladas. Mientras que en aquella época se contabilizaban 44 empresas recuperadas, actualmente ascienden a aproximadamente 170, que emplean a más de 10.000 personas (1).

La recuperación de empresas quebradas por parte de sus ex empleados comenzó a desarrollarse a mediados de los años 1990. El modelo neoliberal aplicado fervientemente por el entonces presidente Carlos Menem producía cada año miles de desempleados (2). No sólo las privatizaciones masivas dejaban en la calle a empleados del sector público, sino que además la eliminación de las restricciones a las importaciones y de los subsidios a las exportaciones habían generado un tal flujo de productos extranjeros que la pequeña industria nacional no podía competir con ellos.

Las empresas recuperadas no suelen ser, como en el caso del Bauen, empresas de servicios, sino pequeñas y medianas industrias. Los sectores metalúrgico, mecánico, de imprenta y alimentación son los más representados. Concursadas o quebradas, estas empresas tienen en común estar cubiertas de deudas. El fisco, los bancos, los proveedores son sus acreedores. También lo son sus empleados a quienes se les adeudan salarios e indemnizaciones.

Los empleados que aspiran a una reactivación de la empresa prefieren una indemnización en máquinas-herramientas en vez de dinero. Sin embargo, aunque la ley de quiebras argentina contemple el principio de prioridad de los empleados sobre los demás acreedores, no favorece claramente la reactivación por sobre la liquidación. Un artículo facilita la compra de la empresa por inversores, sin privilegiar a los empleados acreedores. Llamada cramdown, esta medida reintroducida como consecuencia de la extorsión perpetrada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) fomentó frecuentemente la aparición de compradores fantasmas, manejados secretamente por patrones ávidos de readquirir su propia empresa a bajo precio.

El caso del Bauen es emblemático: construido en plena dictadura, gracias a un préstamo público nunca pagado, el edificio fue vendido en 12 millones de dólares en 1997 a un empresario chileno, que sólo pagó 4 antes de cerrarlo, a fines de 2001. Antes de ocupar “su hotel”, los ex empleados del Bauen presentaron el estatuto de una cooperativa, con la ayuda del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER). Este movimiento federativo cobró fuerza a comienzos de 2002, impulsado por dos ex simpatizantes de Montoneros (la guerrilla peronista de los años 1970). Eduardo Murúa y José Abelli resumen las tres etapas de su estrategia con una fórmula tomada del Movimiento de Campesinos Sin Tierra de Brasil: “¡Ocupar, resistir, producir!”.

En 2002, una reforma a la Ley de Quiebras introdujo la posibilidad de ceder la explotación de las empresas quebradas a cooperativas. Sin embargo, un juez que pretenda alentar una cooperativa debe negociar un contrato de locación con el propietario o esperar una decisión de expropiación emanada de los poderes públicos. “El Estado expropia para construir rutas, ¿por qué no para el bien social y el derecho al trabajo?”, arguyen los voceros del MNER. Si bien el 31% de las empresas recuperadas gozan de un acuerdo judicial de locación, y muchas funcionan sin un marco legal, sólo el 29% logró formas de expropiación. Los trabajadores son generalmente autorizados a utilizar las máquinas y a ocupar el edificio por dos años. Al cabo de este período, si el Estado no ha indemnizado al propietario y a los acreedores, éstos pueden solicitar la venta del edificio y las máquinas…

En noviembre de 2004, las empresas recuperadas lograron una victoria más prometedora: la expropiación definitiva de doce establecimientos por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las cooperativas beneficiadas con la medida disponen de tres años de gracia, y luego de veinte años para comprar los edificios y las máquinas a crédito. Pero este tratamiento caso por caso no es suficiente: los trabajadores reclaman una ley nacional de expropiación definitiva que sirva para todas las empresas recuperadas.

Haciéndose eco de las presiones de los poderes económicos, editorialistas de los grandes medios de comunicación condenan estos “ataques a la propiedad privada” considerados ¡ofensivas bolcheviques en el Río de la Plata! “Antes era la ideología la que impulsaba la toma de empresas, no la defensa del trabajo, –responde el equipo del sociólogo Grabriel Fajn (3)–. Hoy, quienes representan a este movimiento conforman un grupo muy heterogéneo, donde la mayoría no tiene ninguna experiencia sindical”. Generando “nuevos sujetos políticos”, la ideología se desarrollaría después de la recuperación.


Increíble sensación de libertad

Los desocupados que eligen este camino atraviesan necesariamente períodos de conflicto con la patronal, la justicia y la policía. Para enfrentar estas situaciones, deben recurrir al apoyo de sus familias y solidarizarse. Esta comunión en la rebelión crea no sólo nuevas relaciones de cooperación y amistad, sino un proceso democrático de toma de decisiones: la asamblea. Cada trabajador dispone allí de un voto. “La libertad que sentimos es increíble, –señala satisfecho Marcelo, presidente de la cooperativa Bauen–. Pero no todos tenemos el mismo enfoque: algunos piensan que se trata de hacer lo que tienen ganas; otros que se trata de no hacer nada. Lo más duro de la autogestión es luchar contra el individualismo y la ausencia de iniciativas. Debemos formarnos para superar ‘el ser obrero’, ¡sin transformarnos en patrones!”. En este contexto, una parte de los asalariados se retira, principalmente los directivos, ausentes en un 80% de las empresas recuperadas. Sin patrón ni jefes, más por pragmatismo que por ideología, las asambleas adoptan el principio de salarios igualitarios. Es preciso entonces redistribuir las tareas en función del conocimiento y la antigüedad, reforzar la polivalencia, elegir coordinadores revocables por sector, trasladar ex trabajadores de la producción a la administración, formarlos y establecer mecanismos que aseguren la transparencia de los balances contables.

Ex empleada doméstica, María tomó clases de comercialización durante cuatro meses con un profesor voluntario, luego pasó al área de ventas. Osvaldo, empleado de vigilancia devenido cocinero, se puso el gorro para vivir finalmente de su pasión. Al caer la tarde, en el tercer piso, se escuchan tímidas voces repitiendo a coro: “May I help you, sir?”. Profesores de idiomas les enseñan a cambio de que les presten las salas para sus cursos pagos.

Tras dos años y medio de ocupación, la cooperativa Bauen rehabilitó el edificio y sus habitaciones con el único capital de la solidaridad y la creatividad. Poco a poco, se hizo de una clientela interesada en los precios módicos y las facilidades de pago. Se incorporaron unos sesenta nuevos socios. Actualmente son 110 y cobran un salario mensual superior al de un maestro. Cuando todo va bien, el 40% de las ganancias pasan a la masa salarial, el resto se reinvierte. En la actualidad, el 79 % de las empresas ocupadas producen. Sin embargo, aunque se hayan beneficiado de la reactivación económica y la devaluación del peso, todas debieron superar los vericuetos legales, la falta de capital y subsidios, una clientela incierta y proveedores a menudo desconfiados de la autogestión. La mayoría de estas cooperativas trabajan a destajo: los obreros venden un proceso industrial a clientes que proveen la materia prima y pagan el producto contra entrega. Reduciendo los ingresos y generando vínculos de dependencia con los clientes-proveedores, esta solución no constituye sino una etapa transitoria, hasta que los trabajadores se capitalicen para comprar ellos mismos la materia prima, dado que su producción apenas alcanza la mitad de su capacidad anterior.

Estas empresas se ayudan mutuamente hasta convertirse en clientes o proveedores unas de otras y otorgarse créditos. Su producción es utilizada por otras industrias, y en escasa medida por los consumidores. Esto constituye un inconveniente: es imposible considerar ventas directas en un mercado solidario. Responsable de un departamento de la Facultad de Filosofía que apoya la autogestión (4), el profesor Andrés Ruggeri considera esta realidad una desventaja: “Las empresas recuperadas que fabrican autopartes sólo pueden venderlas a los fabricantes de autos. Ahora bien, estas multinacionales se niegan a trabajar con cooperativas, mucho menos con empresas recuperadas. La única solución es vender a una empresa intermediaria que revende a las multinacionales, pero los trabajadores pierden un porcentaje en esas transacciones”.

La inserción de las empresas recuperadas en el mercado capitalista suscitó un vivo debate en 2002. Una corriente trotskista, minoritaria, reivindicaba entonces la estatización bajo control obrero. Tenía presencia en cuatro empresas, entre ellas una textil de Buenos Aires (Brukman) y una fábrica de cerámicos de Neuquen (Zanon). Sus obreros consideraban la recuperación como la etapa previa a una reconstrucción socialista en la cual el Estado sería el vector de la planificación económica. Los partidos de extrema izquierda de esta corriente no creen en la viabilidad de las cooperativas en el mercado capitalista.

Debate ideológico aparte, esta posición tuvo una consecuencia: la prolongación indefinida de un conflicto. Ésta fue al menos la lección aprendida de la experiencia de Brukman, donde los trabajadores fueron desalojados por la policía. Luego, Brukman se convirtió en una cooperativa que, ironía del destino, pasó a estar bajo la influencia de una corriente más reformista: el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas por los Trabajadores (MNFRT) fundado por Luis Caro, un abogado vinculado al sector de los negocios, la Iglesia católica y la derecha peronista. “Rindiendo culto a la eficiencia económica, despoja a las cooperativas, a las que sustrae de la influencia del MNER, sus experiencias culturales alternativas”, lamenta Andrés Ruggeri.

Los obreros de la fábrica de cerámicos Zanon optaron por una forma jurídica de cooperativa sin dejar de reivindicar la estatización soñada. La unidad de sus trabajadores convirtió a esta empresa recuperada en un símbolo nacional de lucha. Gracias a los sólidos lazos que tejieron con los movimientos sociales, estos ceramistas resistieron a siete intentos de desalojo. Cada mes, producen ilegalmente más de 300.000 metros cuadrados de cerámicos. Habiendo contratado a 210 trabajadores, pagan salarios igualitarios equivalentes a los de los policías y siguen encontrando los medios de hacer regularmente donaciones en los barrios.

Crear empleo en una empresa declarada en quiebra es un admirable “pito catalán” a la patronal. Pero esto no significa que todas las empresas recuperadas tengan su futuro asegurado. Todo dependerá de la viabilidad de cada una de las condiciones económicas globales, pero también, en gran medida, de la ayuda financiera, técnica y legal que el Estado argentino quiera efectivamente brindarles. En el MNER, están convencidos de que si recibiera ayuda la autogestión podría recuperar 150.000 empleos, y representantes de este movimiento mayoritario se presentan a menudo como posibles socios del Estado para luchar contra el desempleo. Sin embargo, nunca consiguieron los créditos sin intereses ni las reformas legislativas que esperaban. Los sectores económicos ejercen una influencia tal en los poderes político y judicial que a los funcionarios y jueces les cuesta menos darles la espalda a los obreros rebeldes que ayudarlos, a pesar de la popularidad de las empresas recuperadas.



1 “Empresas recuperadas”, Secretaría de Desarrollo Económico, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, septiembre de 2003.
2 La tasa de desempleo aumentó del 8% en 1992 al 18% en 1995; entre 1989 y 2000, el número de obreros empleados cayó un 35%. Carlos Gabetta, “Le lent naufrage de l’Argentine”, Le Monde diplomatique, París, octubre de 1999.
3 Centro Cultural de la Cooperación, “Fábricas y empresas recuperadas”, noviembre de 2003.
4 Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía (UBA),“Informe del relevamiento entre empresas recuperadas por los trabajadores”, abril de 2003.

C.R.

ARTICULOS VINCULADOS: Para acceder al resumen de contenidos de notas anteriores de El Dipló sobre Argentina, haga click aquí.

9.9.05

Irak en casa


So bye bye Miss American Pie...
Originally uploaded by mtg101.
Según la ONU, un bebé afroamericano en Washington tiene menores probabilidades de sobrevivir durante su primer año de vida que un bebé nacido en el sector urbano del estado de Kerala, en la India. (The New York Times, news service, aquí en español)

El número de muertos estimados por el paso del huracán Katrina ha llegado hasta 10.000, pero la cifra oficial hasta el momento es mucho menor y las autoridades que temían lo peor ahora sienten que las predicciones estaban equivocadas. (via Swissinfo)

Katrina ya está haciendo mella en la popularidad de Bush. (via Terra)

Cuando las previsiones no dejaban lugar a dudas de que el huracán “Katrina” entraría al territorio norteamericano por la costa sur con vientos muy fuertes, el presidente Bush, sin interrumpir sus vacaciones, hizo un llamamiento con dos consejos básicos: huir de las zonas de riesgo y sobre todo rezar. (via Claridad)

Lo que no pudo hacer la madre de un soldado estadounidense muerto en Irak, que se apostó cerca del rancho vacacional de Bush, sí lo hizo el huracán Katrina. Suspendió con efecto retardado los días de asueto del presidente, dejó en evidencia las condiciones lamentables de los pobres de Mississippi, Louisiana y la histórica ciudad de Nueva Orleáns, y puso en la picota la política arbitraria del imperio.
(via Argenpress)

En la prensa europea, en tanto, hubo incomodidad y hasta algo de vergüenza ajena por el costado negro que salió a flote junto con los cadáveres: las violaciones, los disparos, el robo, el pillaje. Nada de eso se vio en el tsunami que castigó el sudeste asiático meses atrás. (via La Nación).

Legisladores exigen respuestas ante presunto racismo en rescate. (via La Raza)

"SHAME OF A NATION". ("Vergüenza de nación"). El diario neoyorquino Daily News titula así su edición de hoy, desmarcándose de los periódicos del país, que destacan que "al final la ayuda y el alivio han llegado a Nueva Orleans". (via IBLNews)

El gobierno de los EEUU trata de ocultar las cifras de muertos para esconder su fracaso social y político. SE CONTABILIZAN YA MÁS DE 4.000 CADÁVERES Y HAY 50.000 DESPARECIDOS (via Kaosenlared)



Fotos de Katrina sin pop-ups o publicidad

4.9.05

“News, old news”


¿No han pensado muchas veces que Al Qaida parece hacerle el juego a la política exterior de los EE.UU?

“News, old news”
Por Juan Gelman





Zaman, diario de Estambul y quinto en importancia de Turquía, afirmaba hace un par de semanas “la posibilidad de que Al Qaida no sea, estrictamente hablando, una organización, sino elemento operativo de un servicio de inteligencia. Especialistas turcos en materia de inteligencia coinciden en que la organización Al Qaida no existe. Más bien es el nombre de una operación de los servicios secretos. El concepto ‘lucha contra el terrorismo’ es el sustento de la ‘guerra de baja intensidad’ que tiene lugar en el orden mundial unipolar. El sujeto de esta estrategia de tensión es denominado ‘Al Qaida’” (kutnimno.com/blog/?p=908, 15-8-05). Como gritaba un personaje de Shakespeare corriendo hace unos siglos por el tablado del teatro El Globo, son noticias viejas.

La Casa Blanca acusó inmediatamente a Osama bin Laden y Al Qaida de los atentados del 11/9, pero en vez de destinar a su captura el enorme aparato militar y de espionaje con que cuenta, intervino en Afganistán, invadió Irak y se prepara a desatar la guerra contra Irán. Algo inexplicable si no fuera porque Asia central es un objetivo estratégico para EE.UU. y no sólo por sus enormes reservas de petróleo: en sus territorios se produce el 75 por ciento del opio mundial, cuyo contante y sonante beneficia tanto a monopolios e instituciones financieras como a la CIA y al crimen organizado. De modo que Bin Laden, a quien W. Bush quería “vivo o muerto”, desapareció del discurso oficial. Hechos recientes lo han devuelto a los medios norteamericanos.

El lunes 16 de agosto pasado, el teniente coronel Anthony Shaffer, ex oficial de inteligencia del ejército de EE.UU., declaraba a The New York Times y a Fox News que más de un año antes del 11/9 el Pentágono conocía la identidad y actividades de Mohamed Atta, piloto del primer avión que se estrelló contra las Torres Gemelas, y de otros tres participantes en el atentado (The Washington Post, 19-8-05). Shaffer fungía como enlace entre el equipo Able Danger –unidad de inteligencia creada para combatir específicamente a Al Qaida– y el departamento de inteligencia del Pentágono y está convencido de que había elementos suficientes para conocer con antelación e impedir luego los ominosos atentados. El representante republicano Curt Weldon piensa y dice exactamente lo mismo. Para Thomas Kean y Lee Hamilton, presidente y vice de la comisión que investigó el ataque, son alegaciones sin fundamento. En su largo informe final, la Comisión había postulado rotundamente que ningún servicio de inteligencia norteamericano había identificado como terrorista a Mohamed Atta antes del 11/9.

Shaffer declaró que en el 2000 intentó vanamente reunirse con el FBI para advertirle que una célula terrorista estaba activa en territorio de EE.UU.: el Comando de Operaciones Estratégicas del Pentágono, instancia a cargo de toda la labor antiterrorista, se lo prohibió tres veces. En octubre de 2003 repitió su testimonio ante varios miembros de la comisión en un encuentro que tuvo lugar en Afganistán, adonde había sido destinado como oficial de las fuerzas especiales. Entre quienes lo oyeron se encontraba Philip Zelikow, director ejecutivo de la comisión entonces, hoy asesor principal de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. La denuncia de Shaffer salpica niveles altos de la Casa Blanca y desnuda la versión oficial de los hechos: los futuros secuestradores de aviones fueron detectados antes del 11/9 por organismos del gobierno, incluidas la CIA y la inteligencia militar, y nada se hizo para arrestarlos o poner fin a sus actividades. ¿Por qué habrá sido, eh?

El periodista Patrick Martin acuñó una respuesta: “Hay una sola explicación política seria de este hecho hoy indiscutible: sectores poderosos del complejo militar y de inteligencia de EE.UU. querían un incidente terrorista en suelo norteamericano a fin de crear el imprescindible vuelco de la opinión pública necesario para emprender una campaña, largamente planeada, de intervención militar en Asia central y el Medio Oriente”, (www.wsws.org, 19-8-05). Las filas neoconservadoras alimentan y cobijan ese programa desde hace mucho tiempo: en el 2000, el think-tank de William Kristol lo formuló claramente en su imperial proyecto para el nuevo siglo estadounidense. Shaffer convalida las conclusiones que habían redondeado ya varios investigadores y periodistas independientes.

El ex militar norteamericano Mike Ruppert señala en su libro Crossing the Rubicon (New Society Publishers, Canadá, 2004): “The Washington Post sugirió expresamente que la verdadera relación entre el gobierno de EE.UU. y Osama bin Laden podría ser exactamente inversa a su apariencia. ‘En marzo de 1996 –cita–, el gobierno de Sudán ofreció extraditar a Bin Laden a EE.UU. Los funcionarios estadounidenses rechazaron el ofrecimiento, tal vez preferían usarlo como ‘combatiente en una guerra clandestina’. Si esto significa –agrega Ruppert– que Osama bin Laden está para ‘ser usado como combatiente’ del lado del gobierno norteamericano, surge con fuerza la inferencia de que participa voluntariamente en ese esfuerzo y que sigue adscripto a la CIA desde la guerra de los mujaidines de los años ’80. Si la misma frase significa que Osama bin Laden está para ser ‘usado’ como combatiente del lado terrorista y contra el gobierno norteamericano en la presunta guerra contra el terrorismo, surge con fuerza la inferencia de que el gobierno de EE.UU. está empeñado en la tarea de proporcionarse enemigos. Esa práctica se llama ‘operativo bandera falsa’ y el 11/9 es su mayor ejemplo en la historia”. Dicho de otra manera: el atentado contra las Torres Gemelas no se produjo porque los servicios de inteligencia estadounidenses fracasaron. Parece que fue al revés.

3.9.05

Vacation is Over

An open letter from Michael Moore to George W. Bush


Friday, September 2nd, 2005

Dear Mr. Bush:

Any idea where all our helicopters are? It's Day 5 of Hurricane Katrina and thousands remain stranded in New Orleans and need to be airlifted. Where on earth could you have misplaced all our military choppers? Do you need help finding them? I once lost my car in a Sears parking lot. Man, was that a drag.

Also, any idea where all our national guard soldiers are? We could really use them right now for the type of thing they signed up to do like helping with national disasters. How come they weren't there to begin with?

Last Thursday I was in south Florida and sat outside while the eye of Hurricane Katrina passed over my head. It was only a Category 1 then but it was pretty nasty. Eleven people died and, as of today, there were still homes without power. That night the weatherman said this storm was on its way to New Orleans. That was Thursday! Did anybody tell you? I know you didn't want to interrupt your vacation and I know how you don't like to get bad news. Plus, you had fundraisers to go to and mothers of dead soldiers to ignore and smear. You sure showed her!

I especially like how, the day after the hurricane, instead of flying to Louisiana, you flew to San Diego to party with your business peeps. Don't let people criticize you for this -- after all, the hurricane was over and what the heck could you do, put your finger in the dike?

And don't listen to those who, in the coming days, will reveal how you specifically reduced the Army Corps of Engineers' budget for New Orleans this summer for the third year in a row. You just tell them that even if you hadn't cut the money to fix those levees, there weren't going to be any Army engineers to fix them anyway because you had a much more important construction job for them -- BUILDING DEMOCRACY IN IRAQ!

On Day 3, when you finally left your vacation home, I have to say I was moved by how you had your Air Force One pilot descend from the clouds as you flew over New Orleans so you could catch a quick look of the disaster. Hey, I know you couldn't stop and grab a bullhorn and stand on some rubble and act like a commander in chief. Been there done that.

There will be those who will try to politicize this tragedy and try to use it against you. Just have your people keep pointing that out. Respond to nothing. Even those pesky scientists who predicted this would happen because the water in the Gulf of Mexico is getting hotter and hotter making a storm like this inevitable. Ignore them and all their global warming Chicken Littles. There is nothing unusual about a hurricane that was so wide it would be like having one F-4 tornado that stretched from New York to Cleveland.

No, Mr. Bush, you just stay the course. It's not your fault that 30 percent of New Orleans lives in poverty or that tens of thousands had no transportation to get out of town. C'mon, they're black! I mean, it's not like this happened to Kennebunkport. Can you imagine leaving white people on their roofs for five days? Don't make me laugh! Race has nothing -- NOTHING -- to do with this!

You hang in there, Mr. Bush. Just try to find a few of our Army helicopters and send them there. Pretend the people of New Orleans and the Gulf Coast are near Tikrit.

Yours,

Michael Moore
MMFlint@aol.com
www.MichaelMoore.com

P.S. That annoying mother, Cindy Sheehan, is no longer at your ranch. She and dozens of other relatives of the Iraqi War dead are now driving across the country, stopping in many cities along the way. Maybe you can catch up with them before they get to DC on September 21st.


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Pido perdón a los lectores que no hablan inglés, me gustaría traducir pero estoy con poco tiempo en estos días. Cuando lo haga, lo agregaré a este post.

Se trata de una carta abierta de Michael Moore a Bush, en relación a la tragedia de Nueva Orleans. Le pregunta, entre otras cosas, dónde están todos los helicópteros que tiene Estados Unidos, si no se acuerda dónde los dejó.